El lujo de las fiestas.

¿QUE ENTIENDO YO POR IGUALDAD?

Desde el respeto más absoluto quiero transmitir lo que para mi es la igualdad y cómo ésta se interpreta en nuestra filá. Todas las personas que formamos este grupo de festeros de San Blas, somos diferentes y eso no lo puede cambiar nadie. La diferencia es muy importante, es lo que nos enriquece, lo que nos hace ver diferentes puntos de vista, distintas opiniones y diversas posturas. Si todos fuésemos iguales la fiesta no funcionaría. Cada uno tiene unos conocimientos e incluso diría un talento diferente al de su compañero y ese talento lo pone al servicio del conjunto.

Es muy irónico hablar de igualdad en las fiestas. Yo creo que no somos iguales pero que si tenemos los mismos derechos. Lo que pasa es que cada uno ejerce sus derechos en el grado que considera oportuno. Desde que estoy en la fiesta nunca he sentido ser ni inferior ni superior a nadie, he dado mi opinión y respetado a la del otro aunque fuese contraria a la mía. Todos tenemos un voto y que yo sepa a nadie se le ha privado del suyo. A partir de ahí cada uno vive la fiesta como cree conveniente o como mejor disfruta. A mi nadie me ha privado de nada, también es verdad que yo no lo hubiese dejado. Yo le diría a las personas que bajo su punto de vista no se sienten componentes con los mismos derechos que los demás, lo digan en el momento y solucionen en el acto. Es muy posible que esa percepción no sea igual para otras personas y lo que para uno es rojo para otro verde. Pero hablando se entiende la gente.

Yo soy un pipiolo en esto de la fiesta, la verdad es que no se ni cuantos años llevo, no lo tengo contabilizado, se que es poco, cuando oigo hablar a componentes de decenas de años. Pero si que tengo claro lo que para mi significa. Para mi es un lujo y participo en ella por que puedo, de momento. Una fiesta vale mucho dinero pero cuando no se pueda hacer con el nivel que requiera, mejor que no se haga. Cuando no pueda irme de vacaciones, comer en un buen restaurante con mi familia, pagar el colegio de mi hija, o darme un capricho de vez en cuando automáticamente causaré baja. Se donde estoy y cuando no pueda estar a ese nivel no estaré, pero no sacrificaré nada de lo anterior por la fiesta.

La fiesta sin los invitados no es nada, algo que he aprendido es que “la fiesta la pagan veinte y la disfrutan cien”. Y eso es así aunque no se quiera ver. Yo no me imagino la olleta con veinte personas, al igual que el sábado con veinticinco. A mi me gustaría que en la olleta fuésemos trescientos o más que cada componente traiga treinta invitados. Alguno debe preguntarse ¿por qué yo no traigo veinte invitados?, lo mismo no tengo. Yo disfruto la fiesta invitando a familiares, amigos, compañeros etc., y ese día les sirvo y les doy todo lo que tengo y puedo asegurar que lo que yo pongo es mucho más que lo que pone la filá. El día que me pongan límite para invitar a personas no seré componente, no por que me de de baja si no por que la filá no exista, habrá muerto de tristeza.

Me siento afectado como cualquiera por los casi cinco millones de parados y por los mileuristas. Yo reconozco que no soy mileurista, pero eso no quiere decir que no serlo sea un pecado o que tenga que pedir perdón todos los días. Sería interesante hacer un estudio para ver como cada persona a llegado donde está. Yo puedo hablar por mi. Llevo trabajando desde los dieciséis años con buenos y malos momentos y lo que tengo no me lo han regalado. Desde ese día he luchado cada minuto para llegar a donde estoy ahora y no pienso disculparme. Creo que mi lucha ha tenido mucho que ver en mi situación al igual que mi formación y mi constante actitud por saber cada día más.

Todas las decisiones se toman por mayoría, un componente un voto. Eso es democracia que no es lo mismo que igualdad.