Tenemos que escuchar a nuestros clientes, descubrir qué es lo que realmente desean y dárselo, pero como él quiere y en su mismo idioma, sin tecnicismos.
Muchas veces pretendemos dar un curso acelerado a un cliente a la hora de explicarle la reparación efectuada. Ponemos cara de incrédulos cuando nos damos cuenta de que no se entera de nada. Pero lo más normal es eso, que no entienda nada.
Hablemos su mismo lenguaje y pongámonos en su lugar. Hay que trasmitir pensando en nuestro receptor.
Si para decirnos que nos suben un impuesto, primero nos dan un discurso sobre macroeconomía, seguramente nos sentiríamos como ese cliente nuestro.
Pensando que nos están tomando el pelo.
Publicado en blog Infocap el 3-10-2010.
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